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Experiencias para vivir en Mizujo, campo libre Una granja criolla con espíritu japonés

SALIDAS & EXPERIENCIAS
¡Para agendar y salir más adelante! :-)
Por UNTABLE MAGAZINE
En la década de 1970, una familia japonesa llegó a la Argentina y se instaló en Colonia Urquiza, a pocos kilómetros de la ciudad de La Plata. Durante muchos años cultivaron la tierra, y con el tiempo nació el sueño de abrir un lugar para el contacto con la naturaleza y el mini turismo rural. En el año 2005, abrieron las puertas del predio al público. Hoy, a 15 años de su inauguración, esa familia define a Mizujo como "una granja criolla con espíritu japonés", y su sueño es nuestra realidad de día domingo.
El lugar
Las carpas koi dentro del estanque, peces que conocemos bien gracias al Jardín Japonés, son solo una introducción a este bioparque de 4 hectáreas, que incluye un laberinto, una granja, un cactario, un orquidiario y juegos al aire libre y una gran cantidad de mesas para hacer pic-nic a la sombra. Afuera del predio, una verdulería orgánica y un vivero sacian nuestro hambre de shopping.
La granja
Los conejos ya lo saben y se acercan: los chicos traen bastoncitos de zanahorias. Se consiguen en la entrada del predio (a un precio elevado, ¡pero bien valen la experiencia!). El recorrido sigue por los corrales: cabras, ovejas, ponys, chanchos, vacas lecheras, aves y hasta llamas sorprenden a niños y niñas de ciudad. Nunca falta algún gato suelto buscando fotos y mimos, pavos reales caminando junto a los visitantes, y patos viendo si pueden picar algo. Luego, ¡a hacer un pic-nic entre los pajaritos!
El cactario y el orquidiario
Muchas imágenes de cactus, suculentas, monsteras y orquídeas pueden verse en Instagram, pero en Mizujo huelen, pinchan y atraen mariposas. El intercambio cultural Japón-Argentina se palpita dentro de estos invernaderos.
Los juegos
"¡Chofer, chofer, arranque ese motor, que en esta cafetera nos morimos de calor!". Una reliquia arqueológica a la vista: un colectivo de esos que ya no circulan por el Metrobus porteño, y que a veces nos regalaban un boleto capicúa.
Los chicos y las chicas pueden jugar al chofer y llevar a toda la familia de paseo. Claro que no funciona, pero no importa porque también pueden visitar una casa rodante o un avión...
De allí, a los juegos con puentes y toboganes de madera, duchas al aire libre para refrescarse con la ropa puesta, casitas miniatura para jugar al vecindario y saludar desde la ventana. Horas de diversión al aire libre aseguradas.
El laberinto, la salida y el vivero
Es hora de ir cerrando y de corretear una última vez por los senderos del laberinto de Mizujo: tal vez nos lleven una vez más a la granja, a ver si el chancho se despertó o si algún cobayo quiere la merienda, o tal vez nos lleven al vivero. Hay una suculenta que nos mira con ganas de vivir en nuestro departamento.
En conclusión
Descubrimos que Japón estaba a pocos kilómetros de casa, que a media hora de la Ciudad de Buenos Aires había tanta fauna y tanta flora para tantas mariposas, que podíamos descansar bajo la sombra mientras miramos cómo los chicos juegan.
#UntableTips
• Conviene llegar temprano, cerca de las 10 de la mañana, ni bien abre, para disfrutar del predio lo máximo posible. Cierra a las 18 horas.
• El estacionamiento es gratuito, y dentro del predio.
• Visitá la verdulería orgánica al llegar, y el vivero al retirarte.
• Podés ingresar con conservadora, alimentos y bebidas sin alcohol para hacer un pic-nic. No está permitido darle alimentos externos a los animales.
• También hay un restaurante. Es necesario sacar número en la entrada.
• Si vas con chicos, llevales una muda de ropa completa para cambiarlos antes de regresar. Los baños están impecables.
• Llevá sombrero, protector solar y repelente.
Visitá
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Fotos: UNTABLE MAGAZINE.
FEBRERO / 2020.